31 de octubre de 2008

Alegrías

Cada cual se tiene que trabajar su propia felicidad. No hay nada que nos venga caído del cielo. Si uno se carga de desgracias, malos rollos y casquería televisiva lo normal es que se mueva entre pesadillas tanto cuando sueña como cuando camina por la calle. La sonrisa te la juegas en cada paso diario, y no son pocos los que se empeñan en convertirnos en seres aburridos, indolentes y atiborrados de ansiolíticos. No hablo de dotes milagreras ni de que andemos por el mundo como santos de hornacina. Nuestra alegría no requiere de peanas ni de martirologios. Basta una sonrisa para derrotar al enemigo más temible y prepotente. Si nos quitan la risa nos desarman. Lo saben los agoreros y los que se empeñan en manipularnos. Por eso nos quieren cada día más serios.

No hablo de los chistes de gangosos o de las burdas ocurrencias de todas esas series norteamericanas de risas enlatadas. El humor que reivindico es una puerta de salida necesaria cuando parece que todo está perdido, ese golpe de ingenio que te ilumina la mirada y que te enseña a reírte de ti mismo y de lo poco o nada que vale todo eso que creemos tan trascendente. Y luego está también esa alegría de tantos domingos por la mañana cuando salimos a comprar el pan y el periódico y hay un cielo azul o un olor a tierra mojada que nos devuelve a la infancia. El cielo azul es una ventaja que juega a favor de los canarios. Quienes hayan estado varios meses sin ver un rayo de sol saben de lo hablo. Pero precisamos de nuestra sonrisa y de las sonrisas de quienes nos rodean. Últimamente, cuando sales a la calle, parece como si nos despertaran con partes de guerra. Poco a poco está calando en nosotros el contenido de los apocalípticos titulares de los telediarios, y no es eso lo que está pasando a nuestro alrededor. La rebeldía empieza por romper la inercia de la derrota y el fracaso que nos quieren vender a todas horas. Y el humor, digan lo que digan, es una de nuestras últimas armas de reconstrucción masiva.

Hoy viernes es un buen día para volver a la senda de la luz y de la alegría. Sal a la calle y reconoce en cada sombra el reflejo de la vida que va contigo a todas partes. Cada bocanada de aire debería ser una fiesta, un milagro y un motivo más para vivir plenamente cada segundo de luz que nos regala el tiempo. Lo que no entiendo es por qué uno puede sentirse ridículo por defender la misma alegría que defendía Benedetti, aquélla que también había que salvar del dolor de estar absurdamente alegres. Parece que lo que está bien es escribir de la crisis financiera o de las contradicciones diarias de nuestros políticos. Nos han educado para ser serios y para escribir de cosas serias. Y no, no es así como se tiene que escribir nuestro argumento diario. O le echamos unas risas a la vida o esto se nos acaba pareciendo cada día más al Pentágono.



CICLOTIMIAS

Concéntrate en la cara; el nombre siempre es lo primero que ataca el olvido.

9 comentarios:

Treinta Abriles dijo...

Pues sí. Gran verdad la que dices. Es una pena que no pueda ponerte un enlace de una carta que me han publicado que está relacionada con lo que dices. Te la mandaré por correo.

No sabemos lo que nos puede hacer todas esas desgracias que describes, a nuestra propia salud.

Jaime dijo...

Llevo días sin tiempo para dejar por aquí una mísera palabra. A ver qué sale hoy…o al menos hago acto de presencia para desear un buen día a Chago y a los lectores.

Hoy, precisamente hoy, me desperté pensando en la niñez, que es ese espacio de tiempo en el que, para la gran mayoría, la risa es algo tan natural que forma parte de la expresión diaria. Reír y llorar, correr, saltar, y hacer tonterías es algo que se aprende antes incluso que las palabras mismas que lo expresan. Yo no recuerdo mucho de esa etapa. Nunca lo he hecho. Pero sí que río mucho. Tal vez no tanto como quisiera o fuera deseable, pero sí, aunque me guarde un rinconcito de sombras cada vez donde callar o estar triste, o donde practicar ese noble arte de la melancolía.

Y fue pensando en estas cosas cuando releí el poema de Luis Antonio de Villena que se titula “1959 O 1960”, que supongo que habrán leído y que comienza con ese verso tan llamativo que decía tal que así: “Yo fui un niño negro”. Y he decidido fusilarlo para convertirme yo en un casipoeta por un ratito. Porque hay un momento en la vida de cada uno, personal, íntimo y casi necesario, por decir algo, en el que la risa desaparece, de repente, o trata de desaparecer. Pero hay que volver a encontrarla, aunque ya no sea la misma de entonces.

1976 ó 1977

YO no fui un niño negro
como el niño Luis Antonio,
andaba inquieto y risueño
en el pisito pequeño
del barrio, de las afueras,
si es que existen las afueras
en una ciudad pequeña.
No guardo recuerdos firmes
de antes de ser niño negro
porque después sí lo he sido,
un niño negro y callado
que cierra la puerta del cuarto
para poder estar solo
y rumiar culpas y miedos
de aquellas manos orondas
y los labios, ojos, lengua
que invadieron una tierra
desconocida y pequeña.

Después sí fui un niño negro
como el niño Luis Antonio,
pero sólo era por dentro,
y seguí inquieto y risueño,
¡y sigo inquieto y risueño!
aunque me esconda en mi cuarto
a rumiar culpas y miedos.

Treinta Abriles dijo...

Gracias Jaime. Encantada de verte de nuevo por aquí.

Por cierto, antes de que nos bombardeen esta noche con el Halloween dichoso, que parece que estás metido en una pelicula mala de los domingos por la tarde, recordad esta leyenda...

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/becquer/rimyley/montede.htm

Yo prefiero la costumbre mejicana. Es como estar metido en un cuadro de Frida.

;-)

Editor dijo...

Hola Treinta Abriles, se te echaba de menos, Jaime. Tenemos nuestros días de niños negros como Luis Antonio, pero como dice Treinta Abriles luego está esa muerte mejicana que, aunque parezca un contrasentido, se vuelve tan vitalista y tan luminosa. Me quedo con el titular que sale hoy en la prensa de las islas en una entrevista que le han hecho a la catedrática universitaria, y buena amiga, Alicia Llarena: "Saber que nos vamos a morir es lo que nos da fuerza para vivir".

Anónimo dijo...

El sentido del humor no necesita hacer ni decir nada. Podemos hacer llegar la alegría sin ropa ni nariz de payaso, tan solo es necesario un gesto sincero. Todos tenemos esta capacidad. Creo que carecer de humor es carecer de humildad, es estar demasiado inflamado de uno mismo
La risa aparece como la distancia más corta entre dos personas y no es un mal comienzo para la amistad.
María Luz

Felicidades por tu blog, Santiago

Jaime dijo...

Gracias a ti, Treinta Abriles. Te sigo con tus respuestas, que me parecen siempre interesantes. Ahora, por ejemplo, a mí, que soy analfabeto integral, me surge la duda sobre a qué se refieren con la costumbre mejicana. A Frida sí la conozco (menos mal), pero se me ha hecho una laguna con esa costumbre. Podrían ilustrarla un poquitín para que la memoria se recupere...

He estado algo liado, Santiago, pero en cuanto tengo un ratito libre, te leo, aunque no tenga tiempo para contestarte, o no sepa qué dejarte escrito. Pero voy leyendo cada texto que dejas, donde nos sorprendes cada vez con tu buen hacer. Lapidaria la frase de Alicia, sí, aunque yo, que soy muy respondón, le dejaría escrito que "algunos andan muertos en vida, precisamente por el miedo que da la certeza misma de la muerte".

O no.

Editor dijo...

Sólo por contar con la complicidad de ustedes, ya vale la pena este blog poco riguroso a veces con el concepto de blog. Me costó animarme y me tuvieron que dar la página hecha, pero reconozco muchas satisfacciones. Sobre todo, con gente como Beatriz, Jaime, María, Luisa y ahora, María Luz, alguien con ese punto de cultura y elegancia que tanto estimo siempre en la gente con la que me gusta estar. Un placer coincidir por aquí y contar con ustedes. Muchas gracias.

Treinta Abriles dijo...

Hola Jaime. No creo que seas analfabeto integral y espero que no lo digas porque hayas malinterpretado lo que dije.

En mi casa se respeta a los muertos y se cuídan sus cosas, como si nunca su hubiesen ido del todo.

Lo de Frida no lo decía por tu comentario, ni lo de la costumbre mejicana. Hablaba del día de "jalogüín", que cada día llevo peor eso de montarnos a todo los carros que vemos en movimiento, para olvidarnos de nuestra cultura, dejándola "aparcada".

Por lo que sé, el día de todos los santos se celebra en Méjico visitando los cementerios, pero, olvidando la austeridad y seriedad que tenemos en España. Es una fiesta llena de color en la que los muertos y los vivos celebran su día. Los cuadros de Frida muestran toda clase de desgracias, sus pensamientos sobre la muerte, abortos, accidentes, pero como una parte de la vida y siempre empleando colores vivos y llamativos.

Te dejo un enlace:

http://www.sanmiguelguide.com/dia-de-muertos.htm

Espero haber contestado. Me encantan tus comentarios y tus poemas.

Jaime dijo...

Gracias, Treinta Abriles. No te preocupes por lo de "analfabeto integral", porque es algo que me repito mucho, cuando no conozco alguna cosa (que es la mayoría de las veces) de las que se cuentan en una charla. Así que no es por nada que hayas escrito tú, sino por todo lo que no sé yo... :D

Lo que desconocía era la manera de "celebrar" ese día en Méjico, la costumbre mejicana. Con ese enlace ya voy comprendiendo cómo lo hacen. Esos ritos hacia la muerte suelen quedarme bastante lejanos, no sé si por temor a la misma muerte, aunque la lleve siempre en los labios, de forma recurrente, tampoco sé por qué.

Gracias por el enlace y por tus comentarios, que también disfruto mucho.

Un besote.