26 de noviembre de 2008

Cinismo y talento

El animal moribundo. Philip Roth.
Editorial Alfaguara. 200 páginas. 19,35 euros

Hay escritores que cuentan con una voz narrativa que se ajusta a estos tiempos convulsos y contradictorios que vivimos. Cada día aparecen cientos de escritores dispuestos a comerse el mundo. Sueñan, escriben como posesos, buscan mercados, se marcan metas y de vez cuando cuentan con la aceptación del público y de la crítica. Da lo mismo. No quedarán los que queramos nosotros ni tampoco los que quieran quienes controlan los entresijos de la cultura. En unos cientos de años se mantendrán los que mejor supieron contar estos tiempos, y entre ellos, no me cabe la menor duda, estará el genial escritor norteamericano Philip Roth. Les podría recomendar cualquier libro que haya escrito, aunque apostaría de inmediato por los que tienen a su álter ego, Zuckerman, como gran protagonista.

Hoy les quiero invitar a que se acerquen a una de sus últimas creaciones. Hablo de El animal moribundo. La historia la ha llevado al cine Isabel Coixet, aunque confieso que no la he visto y que, por tanto, no puedo suscribir todas esas críticas negativas que he leído de la película. Me centro en el libro: hay cinismo, humor, desgarro, ternura, miedo al futuro, política, actualidad social, valores, revoluciones fallidas, anhelos y por supuesto una historia de amor llena de trabas. También sexo. Tiene todo lo que uno le pide a una historia que nos cuente como supuestamente somos. En este caso nos podremos reconocer en su protagonista, un octogenario y descreído profesor llamado Kepesh. A los que ya conozcan la literatura de Roth tengo poco que decirles que ya no sepan. A los que aún no hayan catado su genialidad les invito a disfrutar estas tardes de otoño con su genialidad. El animal moribundo es un buen comienzo. No se detendrán hasta que no concluyan la lectura. Y luego querrán más Roth. Seguro. Nos ha ido pasando a todos durante los últimos años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Suscribo todo lo que usted dice de Roth. Es un verdadero genio, un genio con un dominio de la literatura tremendo. Zuckerman encadenado es una auténtica delicia.