Había sido un niño recogepelotas del torneo de Wimblendon. Tenía cuarenta años. Tuvo en sus manos las bolas de Borg, McEnroe o Jimmy Connors. Ahora los borrachos de Kensington High Street se burlan de él tirándole las bolas de platina de los bocadillos que le traen cada noche unos religiosos solidarios. Él las coge por el aire antes de que boten y luego las lanza lejos, siempre con los ojos cerrados. Necesita soñar que todavía no ha salido del fondo de la pista y que tiene toda la vida por delante.
3 comentarios:
Lo peor, no es hacerse mayor. Lo peor es la sensación de saber que ya no tienes toda tu vida por delante.
El pasado siempre es presente. Por eso, lo que hagamos en este momento, no cambiará lo que somos, pero sí lo que podemos ser.
Efectivamente, siempre habrá tiempo, pero a lo mejor ya no es nuestro tiempo. Un abrazo
Para que no sean esclavos del tiempo,¡embriaguese,embriaguesen sin parar!De vino , de poesia o de virtud,a vueestro antojo!.
Charles Baudelaire
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