16 de noviembre de 2008

El supersticioso

Era muy supersticioso. Antes de cada salto de altura tenía que rezar dieciséis padrenuestros y quince ave marías. Le había ido bien y no quería cambiar las manías que le había inculcado aquel simpático profesor de gimnasia de los Jesuitas cuando apenas levantaba un par de palmos del suelo. En la final olímpica, cuando todos daban por segura su medalla de oro, los nervios le jugaron una mala pasada. Se quedó bloqueado y no se acordaba ni de cómo empezaba el padrenuestro. Se negó a saltar.


Una joyita musical

6 comentarios:

Juanjo dijo...

Y es que es increíble lo que un pequeño "ritual" puede llenar de confianza al individuo que quiere emprender una acción, olvidánmdose de todas las horas de entrenamiento y sacrificio dedicados a conseguirlo. Excelente paradigma de los miedos huanos, Santiago.

Editor dijo...

Necesitamos mil efectos placebos para salir a la busca diaria. Un amigo médico me comentó el otro día que ellos saben que el sesenta por ciento de efecto de un medicamento es placebo. Con las supersticiones ocurre algo parecido. No tienen sentido, pero de vez en cuando nos enganchan con su por si acaso.

Editor dijo...

Necesitamos mil efectos placebos para salir a la busca diaria. Un amigo médico me comentó el otro día que ellos saben que el sesenta por ciento de efecto de un medicamento es placebo. Con las supersticiones ocurre algo parecido. No tienen sentido, pero de vez en cuando nos enganchan con su por si acaso.

Anónimo dijo...

Buenas, acabo de llegar a tu blog gracias a una recomendación que me acaba de hacer nuestro amigo común "mucho_que_contar" a través de un comentario en mi blog (http://lamusicadelanoche.blogspot.com/). Quiero aprovechar la ocasión para felicitarte por tus pequeños relatos en forma de entradas, un abrazo.

Editor dijo...

Bienvenido, Juan Miguel. Echaré un vistazo por tu blog. El mío lo puso en marcha un amigo enlazándolo con el dominio que él mismo me gestionó. Mi problema es que no puedo colocar los enlaces de las webs y blogs amigos. Los tenía hasta hace unas semanas, pero al intentar cambiar la plantilla los borré. En el momento en que este amigo cuente con tiempo y me actualice el blog quisiera poner el blog de Treinta Abriles, Mucho que contar, y, si me permites, también, el tuyo. Un abrazo.

Treinta Abriles dijo...

¡Qué crueles sois con el saltador! Mi personalidad, ligeramente obsesiva, le comprende perfectamente. ¡Si, lo confieso! Soy del tipo de gente que anda a menudo sin pisar las rayas de la acera o que comprueba varias veces que cerró la puerta de la calle.

En mi defensa diré, que las personas como yo, tenemos poderosas conciencias que nos hace ser unas excelentes personas civilizadas, muy útiles para la sociedad.

;-)

Bienvenido Juan Miguel. Yo fui la que le recomendó este blog a mucho_que_contar. Me alegro de que la familia aumente. Sabía que Santiago os iba a enganchar.