Yo te dije muchas veces que no volvieras a buscarla, que la dejaras como la tenías en tu memoria. Cinco niños, avejentada y adicta al bingo y a las revistas del corazón. Te recuerdo que cuando la quisiste sólo tenía quince años, y que a esa edad casi todos somos hermosos.
2 comentarios:
Pues sí. Muchas veces, es mejor renunciar a la curiosidad y mantener el recuerdo.
Casi siempre, lo mejor es no regresar nunca a Ítaca y mantener vivo el recuerdo de lo que ya no es; pero que mientras no veamos sigue siendo.
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