6 de febrero de 2009

Las que aman

Le gustaba tomarse su tiempo ante el espejo, mirarse y tocarse su piel como una adolescente que acabara de descubrir su cuerpo. El maquillaje no era más que un remedio para la carne macilenta. Ella, desde dentro, se seguía viendo tersa, radiante y hermosa; no en vano había amado mucho.

4 comentarios:

Treinta Abriles dijo...

Muy bonito.

Anónimo dijo...

Amar sin haberme amado, amarme sin haber amado.

Recientemente ha llegado a mis manos tu equipaje de mano, si no te importa, me lo quedo, ya que me encuentro revolviedo entre sus pertenencas.

Juanjo dijo...

Al final son esas cosas las que nos llevamos y, puestos a recordar, las que pueden hacernos sonreír en un día sombrío.

Editor dijo...

Gracias Treinta Abriles. Sí, son esas cosas, Mucho que Contar, las que nos llevamos y también las que dejamos aunque nos hayamos ido. Encantado de que revuelvas mi pertenencias, Recién Llegada: hace tiempo que dejaron de ser mías para ser de quien las lee.