2 de marzo de 2009

El Horizonte

La vida es un interminable horizonte al que uno se asoma cada día tratando de perseguir sus propios sueños. Lo aprendimos cuando de niños nos encaramábamos en las grandes avenidas. Preguntábamos que dónde terminaba el horizonte y jamás nos convencían las respuestas que nos daban. Todos respondían que el mar no acababa en la raya azul y lejana en la que veíamos caer el sol cada tarde. Hablo de los horizontes marinos con barcos que ayudan a que naveguen los sueños. Los terrestres son casi siempre más monótonos y previsibles. A uno no le cuesta tanto esfuerzo pensar que la tierra sigue donde parece que termina, pero con el mar jamás tenemos la absoluta certeza de que no acaba derramándose en un gran torrente más allá de esa línea brumosa en la que parece que se acaba el mundo. Ya sé que luego nos explicaron que el planeta era redondo y que girábamos alrededor del sol. Pero ya era demasiado tarde. La imaginación había pergeñado sus propias teorías y hasta la fecha, por mucho que navegue y navegue mares interminables, aún no he llegado a ese final vislumbrado desde que era niño: a un horizonte le sigue siempre otro horizonte.

Tampoco sabíamos que la vida se convertía en una metáfora de sí misma cuando nos asomábamos a las avenidas. Cada vez nos quedan menos certezas y menos asideros, pero cuando nos cercan los desastres o los malos presagios siempre terminamos corriendo hacia la costa. Necesitamos mirar el horizonte para saber que queda mucho por delante y que, al fin y al cabo, no pasa nunca nada aunque parezca que todo se nos viene abajo. Lo decía el poeta Joseph Brodsky cuando recordaba que no vendrá el diluvio tras nosotros. Tampoco vio nunca aparecer al enemigo el inolvidable Giovanni Drogo que protagonizaba El desierto de los tártaros de Dino Buzzati: estuvo toda su vida vigilando una fortaleza fantasmal desde donde no hacía más que perseguir sombras lejanas y visiones cercanas a la locura, un poco como también estamos nosotros muchas veces cuando nos desnortamos o perdemos el verdadero sentido de nuestra propia existencia. De entrada, ya sabemos hace tiempo que no se para el mundo ni se borran los horizontes cuando se muere un ser humano ni cuando caen los pétalos de una flor o quiebra Wall Street. Necesitamos mirar a lo lejos cuando los lebreles rabiosos nos vienen pisando los talones. Justo donde ya casi no alcanza nuestra vista se está escribiendo nuestro destino. Al final del océano, donde cada tarde miramos el arrebol del sol y el vuelo festivo de las gaviotas, hay un mundo de sueños que nos enseña el auténtico sentido de nuestra vida. Esa ilusión óptica y lejana se acaba posando siempre en el fondo de la mirada. Por eso el horizonte, si miras atentamente, te lo devuelve cada mañana el espejo en el que te reconoces

7 comentarios:

Moisés Morán dijo...

El horizonte de los isleños es el horizonte marino. Muchas veces, cuando he viajado tierra a dentro, miro el horizonte y este no me parece el mismo. Me parece un horizonte menos real, como que no me pertenece, que me es extraño. Para nosotros el horizonte tiene ese doble sentido encontrado de oportunidad y cárcel. Aunque yo soy el ve el horizonte como una oportunidad, faltaría más. Saludos

FÉLIX M. ARENCIBIA dijo...

HOLA SANTIAGO

TÚ CON LA FILOSOFÍA Y LA POESÍA COMO SIEMPRE.

ES VERDAD QUE ADEMÁS DE LA TANJENTE REALIDAD EXISTE OTRA MÁS QUE VA MÁS ALLÁ DONDE ENTRAN LOS SUEÑOS, LA POESÍA...
TAMBIÉN HE ESCRITO FRASES EN MI BLOG QUE NOS SIRVEN DE REFLEXIÓN Y QUE ALCANZAR LA OTRA REALIDAD.
UN ABRAZO
ADELANTE
FÉLIX M. ARENCIBIA

FÉLIX M. ARENCIBIA dijo...

HOLA SANTIAGO

TE ESCRIBO OTRA VEZ NO LOGRO QUE EL COMENTARIO APAREZCA.
TÚ COMO SIEMPRE CON LA FILOSOFÍA Y LA POESÍA ENLAZÁNDOLAS. LA VERDAD ES QUE EXISTE UNA REALIDAD QUE VA MÁS ALLÁ DE LA VEMOS Y TOCAMOS Y QUE TIENE QUE VER CON LOS SUEÑOS, EL INSCOCIENTE, LA POESÍA.
HE ESCRITO EN MI BLOG ALGUNAS FRASES EN LAS QUE TRATO DE EXPRESAR UN PENSAMIENTO A TRAVÉS DE LA POESÍA QUE ES EL LENGUAJE A VECES MÁS CERTERO Y PROFUNDO

Anónimo dijo...

Cuando dejamos de ver nuestro horizonte... donde lo buscamos?

Editor dijo...

Supongo, Fénix, que haciendo honor a tu nombre y renaciendo de nuestras cenizas. Nosotros somos nuestro único horizonte.

Hola Félix, bienvenido al Blog. Un abrazo

Anónimo dijo...

Si, toda la razón, pero pensemos que para renacer, primero hay que morir.
Besos y gracias por tu página.(Yo aún soy novata en esto y no logro que aparezca mi perfil).

Editor dijo...

Pero la muerte siempre puede ser metafórica. Ya con amanecer un nuevo día, sanos y salvos, estamos renaciendo y empezando de nuevo. Nosotros hemos de contribuir activamente a nuestra propia resurección cotidiana. Lo decía Serrat en Cada loco con su tema: "Prefiero la revolución a las pesadillas".