12 de marzo de 2009

La enamorada

Siempre que paseábamos delante del Psiquiátrico nos encontrábamos todo sembrado de papeles pisoteados y sucios. La interna de la habitación número 23 no hacía más que escribir cartas de amor que luego tiraba por la ventana esperando que por fin viniera a buscarla el amor de su vida. Desde niña había soñado con casarse de blanco como una princesa. Ahora tenía sesenta y cuatro años y llevaba desde los diecisiete encerrada entre las cuatro paredes del Psiquiátrico. Hacía muchos años que ni los más curiosos se paraban a leer aquellas misivas llenas de sueños con las que ella esperaba encontrar algún día el amor de su vida.

9 comentarios:

Treinta Abriles dijo...

El amor que más duele, es el que nunca llega.

Anónimo dijo...

El amor, una locura incontrolable. En realidad ella era la "cuerda" entre un mundo que no la entiende. Y eso creo que sucede mucho por el miedo a no arriesgar. En una de sus acepciones la locura indica que hace referencia a una persona con un gran deseo, interés...Parece que el deseo se confunde en nuestros tiempos con otra cosa.

Un saludo lleno de locura.

Editor dijo...

Duele, Trienta Abriles, todo amor que no nos ha amado, y sobre todo duele el desamor que a veces mantenemos con nosotros mismos.

Las nociones de lo cuerdo son tan cambiantes como la propia locura de los humanos. Siempre "La cordura, la terrible cordura del idiota", que diría Antonio Machado.

Anónimo dijo...

Poco tengo que decir en cuanto a lo ya dicho...grandes verdades.
Comentemos tantas locuras por amor,perdemos nuestro rumbo,pisamos nuestras ideas, pasamos de nuestras propias promesas.. complicado!!

Loki, me encanta tu definicion de locura, me hace sentir hasta mejor.

Besos de una loca,casi recuperada.

Lunática dijo...

Sin caer en el tópico, preguntaría ¿quién es el loco: el amor, la sin razón, el desamor, la perdida de los sueños, el deseo...o quizás la cordura?

Editor dijo...

Creo, Lunática, que ya la propia existencia es una locura. Cada cual debería poder vivir sus propias locuras mientras no haga daño a nadie. Escribir, por ejemplo, o leer, creerte las historias que te cuentan, ya es una locura. Al paso que vamos cualquier día aparece un iluminado prohibiendo que nos dispersemos tanto mentalmente a través de las palabras.
Después está la enfermedad mental, la controlable y la incontrolable. Toda nuestra cordura, como nuestra propia existencia, depende del azar ( y de la química que formule nuestre mente). Si aún podemos ser conscientes de nuestra propia felicidad (sólo por estar vivos y más o menos sanos deberíamos saltar de alegría a todas horas) deberíamos aprovechar este corto espacio de tiempo al máximo. Tendremos días mejores y peores, mañanas de locura o de cordura y también amores o desamores que acabarán afectando a nuestro cerebro. Como decía Benedetti la vida es siempre un lío; aunque el cuento sea aparentemente muy sencillo. Un abrazo.

Lunática dijo...

Estoy de acuerdo contigo y espero que los iluminados u "oscuros", no nos prohiban expresar lo que nos "enloquece"...que podamos seguir complicándonos la vida como nos apetezca, siempre y cuando no dañemos a nadie.

"Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay"
(Mendiga voz de Alejandra Pizarnik)

Editor dijo...

Pizarnik sí que es una de las grandes imprescindibles. Ella nos podría contar mucho de esas locuras que nosotros estamos elucubrando. Vivió la literatura y la vida sin medias tintas. Hasta el final voluntario, donde ya acaban las palabras.

Anónimo dijo...

Me besaba mucho,como si temiera
irse muy temprano...Su cariño era
inquieto, nervioso.Yo no comprendía
tan febril premura.Mi inteción grosera
nunca vio muy lejos
¡Ella presentía!
Ella presentia que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento,aguardaba ya...y en su ansiedad queria dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.


(AMADO NERVO)