Partiendo de esa nada, Ángel, uno puede derribar cualquier barrera en esto que se supone que es algo y que llamamos vida. O de esa misma nada llega una lluvia mansa, como dice Inma, que reverdece el paisaje y nuestra propia imaginación.
Preciosas palabras... Siempre soñé ser nube, ser blanda y abrir los brazos y las piernas coordinadamente y volar. Fundirme y ser cielo, ser aire que va de un lado hacia otro, rozar el mar y condensarme, esparcirme y nacer de nuevo. Acompañar al sol y jugar con él en perfecta armonía, con sus colores y su calor. Luego, la noche y su cortejo de estrellas y su luna. Jugar al escondite: ahora te veo, ahora no... Ser nada, ser nube, ser lluvia... ser.
Muy bonito lo que has escrito, Lunática. No dejes de ser nube si es lo que realmente sueñas que quieres ser. Al fin y al cabo nos movemos en el mismo universo. Y al final, al paso de unos miles de años, seremos igual de etéreos y de vaporosos. También las formas extrañas que hemos adoptado se difuminarán en el mismo cielo. Por lo menos las nubes son más proteicas y menos previsibles que nosotros.
6 comentarios:
Y la nada lo mueve todo...En esas nubes nos perdemos. La nada siempre.
Un abrazo Santiago.
Y, a veces, se convierten en lluvia.
Un saludo,
Inma
Partiendo de esa nada, Ángel, uno puede derribar cualquier barrera en esto que se supone que es algo y que llamamos vida. O de esa misma nada llega una lluvia mansa, como dice Inma, que reverdece el paisaje y nuestra propia imaginación.
Preciosas palabras...
Siempre soñé ser nube, ser blanda y abrir los brazos y las piernas coordinadamente y volar. Fundirme y ser cielo, ser aire que va de un lado hacia otro, rozar el mar y condensarme, esparcirme y nacer de nuevo. Acompañar al sol y jugar con él en perfecta armonía, con sus colores y su calor. Luego, la noche y su cortejo de estrellas y su luna. Jugar al escondite: ahora te veo, ahora no...
Ser nada, ser nube, ser lluvia... ser.
Muy bonito lo que has escrito, Lunática. No dejes de ser nube si es lo que realmente sueñas que quieres ser. Al fin y al cabo nos movemos en el mismo universo. Y al final, al paso de unos miles de años, seremos igual de etéreos y de vaporosos. También las formas extrañas que hemos adoptado se difuminarán en el mismo cielo. Por lo menos las nubes son más proteicas y menos previsibles que nosotros.
Estoy totalmente de acuerdo con Santiago. Preciosas esas letras que nos has regalado.
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