15 de marzo de 2009

Tardes de domingo

Al final las calles
son siempre la misma calle
cuando es domingo por la tarde
y el día está gris y tú estás solo,
y la ciudad se mueve nada más que lo justo,
como con aire de resaca y de tristeza,
y te ves igual en París, en Londres o en Madrid,
con ese hastío que ya va anunciando el lunes,
con pitidos que anuncian goles radiados,
y siempre con ese viejo solitario en un banco del parque.
Dos señoras enlutadas pasan a tu lado camino de la iglesia.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo anodino de un domingo en el que la realidad semanal te acecha. Esos momentos son cada vez más esquivos de lo que es la belleza de un momento respirado con pasión. La lluvia es de las pocas acciones que pueden arreglar un domingo que pierde su sentido lúdico muchas veces.

Un abrazo de domingo de lluvia sin lunes que nos observen.

Anónimo dijo...

Esas tardes de domingo, que parecen siempre la misma, inmutables en el tiempo y en el espacio. Exceptuando a las señoras enlutadas camino de la iglesia, a esas cada vez las vemos menos...

Lunática dijo...

"Escribo un domingo, mañana alta de un día amplio de luz suave en que, sobre los tejados de la ciudad interrumpida, el azul del cielo siempre inédito encierra en el olvido la existencia misteriosa de los astros...
También en mí es domingo...
También mi corazón va a al iglesia que no sabe dónde está, y va vestido con un traje de terciopelo de niño, con la cara colorada de las primeras impresiones sonriendo sin ojos tristes por encima del cuello grande".
(Pessoa, Libro del desasosiego)

Leí tu texto y recordé este de Pessoa. Los domingos son por definición solitarios y grises, si no tienes con quien ir a misa o vestirte de domingo...

Anónimo dijo...

Mis Domingos son las ausencias de mi pasado, de las que disfruto discretamente
En paseos introspectivos e intimos donde me encuentro con todo lo fué y me convierten en lo que hoy soy.

Con los ojos cerrados
amplia de voces íntimas
me detengo en siglo de mi pena dormida .
La comtemplo en su sueño...
Duerme su noche triste
depegada del suelo donde arranca mi vida.
Ya no turba la mansa carrera de mi alma ni me sube hasta el rostro el dolor de pupilas.

Encerrada en su forma.
ya no proyecta el filo sensible de sus dedos
tumbándome alegrías,
en la armonia perfecta de mi canción erguida.
Ya no me parte el tiempo...

Duerme su noche triste
desde que tú te anclaste en la luz de mis rimas.
Recuerdo que las horas se rodaban en blanco
sobre mi pena viva,
cuando corría tu sombra por etre extrañas sombras,
adueñando de risas,

Mi emoción esperaba...
Pero tuve momentos de locura suicida.
Un agitado viento de esperanza
parece que me anuncia tu regreso.
Entre el fuego de luna que me invade
alejando crepúsculos te siento
Estás aquí.Conmigo
Por mi sueño.

Julia De Burgos

Editor dijo...

Qué bien que cites a Julia de Burgos. La editorial La Discreta acaba de sacar la segunda parte de la antología que inició el pasado año con las primeras obras de la poeta. Espero que sirva para que por fin se reconozca como se merece en todo el ámbito latinoamericano. Un abrazo, Santiago.

Meiga dijo...

No me gustan los domingos, pero no sé muy bien el porqué, aunque sí me gustan los lunes y tampoco encuentro una razón de peso. A medida que escribo estoy pensando que, realmente, aporta bien poco mi comentario...

Saluditos...

PD: estoy disfrutando con tu blog. Gracias por escribir :) Te añado en mi Luna a mis lecturas favoritas.

Editor dijo...

Muchas gracias, Karmen. Tu comentario aporta palabras y sueños de domingo o de lunes, y no están estos tiempos para renunciar a ningún verbo ni a ningún sustantivo que se escriba o se pronuncie con ánimo de comunicar sentimientos. Un abrazo.