Qué queda de todo aquel alcohol genial de la madrugada con el que íbamos a revolucionar la poesía. No más que algún amigo muerto y otros que se quedaron deambulando por barras cada vez más sórdidas y abyectas. Casi todos nos fuimos aburguesando mansamente.
8 comentarios:
Entre el acomodamiento al que nos hemos entregado y la innata acción humana a la ley del mínimo esfuerzo, se han cargado incluso las ganas y la ilusión por las rimas junto a un balcón de rosas blancas y esas historias contadas en medio del campo a la luz de una hoguera. Ahora lo mejor es ir directo, al grano, no hay tiempo que perder. Quizá me equivoque, pero el "trabajo" del flirteo, ya sea para conseguir una cita o escribir una historia, puede ser más reconfortante que el fin mismo del objetivo.
Si el anónimo escritor del "Lazarillo de Tormes" levantará la cabeza, la volvería a agachar sin duda, aterrado de ver en lo que se han convertido sus semejantes.
La idealización de una vida deseada muchas veces echa por tierra la esencia de lo que se desea. Al intentar enfrentarme a la realidad intento darle un punto de sueño, ese equilibrio puede ser la constante de una existencia placentera. Al escribir soy otro sin dejar de ser yo. En esos pasos veo una salida a un mundo que muchas veces no entiendo.
Este fragmento de la película "Las Horas" muestra quizás el desencanto o la decisión de poder ser libre en el arte de crear algo que es deseado por uno mismo.
http://www.youtube.com/watch?v=wANBeEGz1ns&feature=related
Un abrazo Santiago
Muchos sueños se quedan a la espera de que alguien los rescate, para hacerlos realidad. Mientras tanto la dura realidad, los ahoga, y nos engulle a nosotros con ella.
Al final la poesía nos revolucionó a nosotros... eso creo...
Ser burgués quizá no es malo, quizá lo malo es parecerlo o presumir de ello...
Un saludito.
Ese aburguesamiento, vino a rescatarnos de una muerte prematura. Simplemente.
La literatura requiere constancia y disciplina. Lo otro no son más que fuegos de artificio, algo que creemos literatura pero que no se sabrá lo que es hasta que pasen unos años y se asienten las pasiones. Creo que fue Flaubert quien dijo que para ser escritor había que intentar vivir como un burgués.
Sólo se me ocurre citar el título de un texto que leí en la adolescencia. "¿A qúé derrota has llegado muchacho?" En él, se hablaba de todas esas metas e ilusiones que tenemos cuando nos consideramos llenos de pasión y juventud, y que a medida que los años pasan, sustituimos por otras a las que no tenemos en tan buena estima.
Aburguesados o no, ebrios o no, poetas o no, revolucionarios o no... creo que debemos ser fieles a nuestra esencia, y ésta, se puede manifestar de distintas formas a lo largo de nuestras vidas.
Y a fin de cuentas, aburguesados o no, lo que importa acaso ¿no es seguir escribiendo literariamente...?
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