Qué vértigo comprobar cómo los niños de los vecinos que ayer veíamos en los carritos ya conducen sus propios coches y van camino de la universidad. Y lo cierto es que uno tampoco ha cambiado tanto, o por lo menos no tanto como pensábamos cuando planteábamos objetivos a veinte o treinta años. En la misma proporción de tiempo, y con idéntico ritmo, cuando estos universitarios lleguen a nuestra edad, también sin darse cuenta, nosotros probablemente ya hayamos muerto o estemos empezando a morir. Y no queda mucho para eso si lo comparamos con el crecimiento de estos críos que vimos nacer recién mudados al edificio.
3 comentarios:
Cuántas cosas cambian, y nosotros queremos a veces seguir siendo los mismos. Muchas veces lo logramos pero con matices. Y cuando leamos nuestros pensamientos de hace diez años atrás comprenderemos quizás que el cambio surge más a nuestro alrededor.
http://www.youtube.com/watch?v=Ka-lqeGZYOw
Un abrazo Santiago.
Si nos vamos a poner en ese plan...
http://www.youtube.com/watch?v=n7CuJ8cR9sg&feature=related
Y vamos a rematar la faena con unos melenudos...
http://www.youtube.com/watch?v=hkbdP7sq0w8
¡Snif! ¡Snif!
Publicar un comentario