La higuera llega desnuda a marzo,
con sus ramas como osarios
grises y caóticos de tanto olvido.
Ha perdido los pájaros y las hojas,
y los niños le han ido robando todos sus frutos,
higos dulces para matar el aburrimiento,
almíbar de crepúsculos y de lluvias.
En medio de los naranjos verdes
la higuera, huesuda y seca,
parece una metáfora del tiempo
dejada a la intemperie de las tardes.
5 comentarios:
Todo le ocurre a ella
y los demás
parecen no inmutarse.
Aún así permanece en pie saboreando un tiempo
que nunca pasó.
Un abrazo Santiago.
Efectivamente, David, los otros nunca (o casi nunca, que, como decía el cantante, no es lo mismo pero es igual) se inmutan. Otro abrazo.
David una verdad como un templo...
Metáforas inconclusas,tiempo y espacio,donde quedo el cerezo antitesis de la higuera? Verdades como templos y mi realidad,la nuestra; divaga,sobrevive,fluye,se disuelve,sobrevivo...
Pero esta visión, es pasajera...
Publicar un comentario