Vestida de blanco y de humo vas y vienes a veces entre los naranjos, azahar de las noches estrelladas, placer de caricias y de húmedos besos. Que las guitarras no olviden nunca los acordes que nos guardan en el tiempo.
4 comentarios:
Anónimo
dijo...
Ese contínuo estar entre nuestros recuerdos nos hace avanzar en busca de una "verdad" muchas veces escondida. Así lo vi. Quizás escuchando esos acordes que entre tus palabras se deslizan.
No sé por qué, Santiago, tu escrito me recuerda (quizá por el aroma y la música) a un trozo de un poema mío:
"Un dolor, medio escondido en el vasto dorso de la tierra, reprime un redoble de tambores que suenan a Marzo o Abril. Sobre mi cabeza, punteado de estrellas, ronda el cielo. Y, desde el recuerdo, a mis pies, toda Andalucía..."
4 comentarios:
Ese contínuo estar entre nuestros recuerdos nos hace avanzar en busca de una "verdad" muchas veces escondida. Así lo vi. Quizás escuchando esos acordes que entre tus palabras se deslizan.
Un abrazo Santiago.
No sé por qué, Santiago, tu escrito me recuerda (quizá por el aroma y la música) a un trozo de un poema mío:
"Un dolor, medio escondido
en el vasto dorso de la tierra,
reprime un redoble de tambores
que suenan a Marzo o Abril.
Sobre mi cabeza, punteado de estrellas,
ronda el cielo.
Y, desde el recuerdo, a mis pies,
toda Andalucía..."
¿Te he dicho ya que me encanta lo que escribes?
La verdad siempre está escondida, David, y la que vamos encontrando hay que desecharla para ir en busca de otra nueva.
Muchas Sílice, la admiración es mutua.
Muy bello.
Saludos.
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