También las fotos sacan a los muertos del encuadre,
y los van borrando poco a poco
en la memoria y en los ojos de quienes los miran.
Todos estamos irremisiblemente condenados
a quedarnos sin alma
en el papel satinado de sueños y colores,
invisibles en medio de la dicha
como esos octogenarios
que vemos sonrientes en las fotos de 1920
y que a estas alturas ya no son nada,
ni polvo enamorado en los cementerios,
ni siquiera un vago recuerdo que nos suene de algo.
El flash que pone la luz
que hace brillar tus ojos en los cumpleaños,
y en los viajes a París o a Venecia,
es el mismo que luego te devuelve al olvido
cuando ya nadie te dice que digas treinta y tres
o que mires fijamente a la cámara.
El que queda en la foto, cuando tú ya te has ido,
no es más que una sombra engañosa
que perdió el alma cuando quiso detener el tiempo.
5 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=V8hGkeTH0y0
La muerte es una amarga pirueta de la que no guardan recuerdo los muertos, sino los vivos.
Camilo José Cela.
Ni siquiera las personas que están detrás de las cámaras ejerciendo el acto del "click" se esconderán de esa sensación. Es un olvido muchas veces afrontado pero, hasta ahora, nunca derrotado.
http://www.youtube.com/watch?v=bwEB3pYGUpI
Un abrazo Santiago.
Qué bella, la canción que enlazas, Anónimo, no la conocía. Tampoco vi la película, pero sí leí el libro dos veces en su momento (a mí me cogió ese libro en plena efervescencia adolescente y me identifiqué mucho con él). Gracias por esa bella canción.
Qué bueno, David, es cierto lo que dices, también el que dispara está condenado al mismo olvido que el que queda en la imagen. Un abrazo a los.
Las imágenes que persisten al tiempo siguen siendo bocetos ...del pasado o de nuevos futuros.
Un retrato en sepia
fué el recuerdo
que desencadenó una alegoría
entre mis sueños rotos
dandole luz a la esencia de mis días.
Entonces sin quererlo
me reencontré con el pasado
y me detuve...
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