15 de mayo de 2009

El Horizonte

Siempre hay una salida hacia el océano,
una puerta que desborda de infinito
más allá del humo y el ruido de los coches.
Al final de cada calle de Lisboa o de Las Palmas
se reconoce el azul de todas las batallas perdidas,
las derrotas del hombre ante la inmensidad del tiempo,
el mar que inevitablemente va conformando nuestra propia orilla.

5 comentarios:

josé luis dijo...

Ese espacio que aisla y ensancha hacia horizontes llenos de infinito y de cercanías. El mar que nos arrulla y que bate con bravura construyendo nuestra propia vida, al ritmo de sus olas.

Anónimo dijo...

¡Y si dijeran que soy como devastado crepúsculo
donde ya las tristezas se durmieron!
Sencillo espejo donde recojo el mundo.
Donde enternezco soledades con mi mano feliz.

Han llegado mis puertos idos tras de los barcos
como queriendo huir de su nostalgia.
Han vuelto a mi destello las lunas apagadas
que dejé con mi nombre vociferando duelos
hasta que fueran mías todas las sombras mudas.

Han vuelto mis pupilas amarradas al sol de su amor alba.
¡Oh amor entretenido en astros y palomas,
cómo el rocío feliz cruzas mi alma!
¡Feliz! ¡Feliz! ¡Feliz!
Agigantada en cósmicas gravitaciones ágiles,
sin reflexión ni nada...
Julia de Burgos

http://www.youtube.com/watch?v=eIiAdHGi3AI

Editor dijo...

Disculpen la ausencia de los últimos días (realmente todavía estoy ausente). Un virus de estómago mal curado (o era otro nuevo, no lo sé, y los médicos tampoco) me ha atacado duro estos días, y me tendrá medio convaleciente unos cuantos más. Los textos están programados, y prometo ir actualizando los comentarios desde el Ipod, pero me mantendré en la suplencia interactiva un poco más. Un abrazo a todos.

Anónimo dijo...

Ese mar que más que separar nos acerca a nuestra propia persona. Quizás adentrándose en él podamos descubrir lo que está en nuestro más profundo interior.

http://www.youtube.com/watch?v=pOfkFIEJJu8

Un abrazo y mejórate Santiago. Yo también estoy algo convaleciente y ni sé por qué.

Miranda dijo...

El templo de mis soles
trasciende en el pielago
de ausencias infinitas
donde el tiempo
nordico y quebrado
se recuesta y reposa
en espera de azules primaveras