Se quedó mirando el cielo al amanecer. Dejó que la guagua pasara de largo. Perdió el trabajo por culpa de ese retraso que se sumaba a los otros retrasos matinales anteriores. Su mujer le dio de lado cuando no tuvo dinero y finalmente acabó viviendo en la calle, entre cartones y borrachos desahuciados. Él sabía que la luz intensa de aquella mañana sería irrepetible.
2 comentarios:
¡Impactante!. Esa última frase dota de alma al pequeño relato.
Gracias, Riforfo, por descubrir almas entre las palabras. Un abrazo.
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