11 de julio de 2009

Las casa

No resulta fácil cambiar de casa.
Hay corrientes de aire, olores,
o pequeñas victorias cotidianas
que estás traicionando cuando te vas.
Uno no puede cambiar de escenario
y pretender que la obra siga siendo la misma.
Cualquier casa pudo haber sido la última casa,
y en cada una de ellas se queda algo de nosotros.
No se cierra para siempre una puerta que fue nuestra:
volvemos irremisiblemente a la cueva,
y a todas las cuevas en donde nos escondimos.
No sirve de nada que jures que ya se acabó,
o que tires la llave al mar.
El tiempo te acabará trayendo de nuevo.
Incluso cuando estés lejos.
También cuando ya estés muerto.
Siempre estarás aquí.


Una bella canción que complementa este poema incluido en "Una noche de junio", el libro de poemas que se publicará el próximo año tras obtener el accésit en el Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

4 comentarios:

Alhucema dijo...

La casa natal

La casa que recuerdas olía a nada
y a memoria quieta.
De la mía aún percibo el aroma del jazmín
y la celinda blanca,
(también había un árbol de trompetas silenciosas,
que escondía las raíces bajo el tablero
de ajedrez del suelo)

Por los ojos de tu casa
se escapaba el último ruido de la vida.
En la mía, pura ventana abierta al sol
y a la albahaca,
penetraba el gorjeo de los pájaros
y el sonido de una copla que cantaban en el patio.

Tú prefieres beber, heladas e incoloras,
miradas en un vaso de ginebra...
Yo, aunque se me escapó la vida por el vientre, nunca me quedaré a escuchar el aullido inánime del aire.
Hace tiempo que espero ver la brisa
detenida suavemente en mi cabello.
También el aire puede, a veces,
susurrarnos palabras de esperanzas
al oído...

(Santiago, este poema se lo dediqué, hace años a José Carlos Cataño. Es de mi poemario: Sura
Bello escrito, bella canción y suerte con tu nuevo libro. El próximo mío lo tendré para octubre de este año)
Un abrazo.

Editor dijo...

Gracias, Inma, por compartir un poema tan emocionante. Y encima dedicado al maestro Cataño. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Mi casa es allá donde habito más lejos de los sueños que me despiertan. Y los sueños, como aquel dijo, sueños son.

http://www.youtube.com/watch?v=5fEiKQg5F_s

Un abrazo Santiago.

Editor dijo...

Lo único que debemos evitar en la casa son las corrientes y las malas vibraciones. Los sueños, por desgracia, también pueden acabar en pesadillas. Lo mejor es llevar la casa a cuestas para poder habitar donde nos dé la gana cuando estemos felices. Un abrazo.