22 de septiembre de 2009

Sinusitis

Cuando iba a la playa jamás metía la cabeza debajo del agua. Decía que era por la sinusitis y por los tintes del pelo. Nunca le dijo a nadie que lo que temía era encontrarse la cara de aquel enamorado de adolescencia que se había suicidado por ella arrojándose a la marea. Siempre supo que él estaría esperándola debajo de las aguas con aquellos ojos suplicantes que tantas noches le habían pedido infructuosamente su amor. De eso hacía ya cerca de treinta años y había ocurrido en otro continente y en otro océano, pero ella no dudaba de la perseverancia de su amado.

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