7 de octubre de 2009

Max Brod

Yo me encontré a Kafka y a Rilke paseando entre las sombras y la niebla de Praga mientras Mozart tarareaba enamorado los primeras acordes del Don Giovanni. Max Brod iba conmigo camino de un Pivo Bar que estaba en la ribera del Moldava. Él puede confirmar lo que digo.

1 comentario:

Meiga dijo...

Praga, ¡qué hermosa ciudad! con el encanto de lo que fue y la esperanza de lo que será. Las sombras en Praga son los artistas del Teatro Negro que se han ido a la calle en horario laboral y se esconden luego en las tiendas en forma de marionetas para tomarse Pivos sin ser observadas.

Abrazos para ti(y recuerdos a Max)