28 de diciembre de 2009

Recuentos

El otro día, durante una entrevista, me preguntaron que cuáles habían sido las vivencias más importantes de este año que está a punto de terminar. Como estábamos en directo en la radio no pude pedir un tiempo muerto para pensar con sosiego la respuesta. No recuerdo exactamente lo que contesté, pero sí sé que me agarré a esos tópicos comunes que hablan de emociones familiares, éxitos profesionales o sueños cumplidos. No aparecieron por ningún lado los fracasos, los sueños rotos o los días aciagos en que parece que la suerte conspira en nuestra contra desde que salimos de la cama. Nuestro instinto de supervivencia nos lleva a cuadrar las cuentas sumando siempre cantidades inventadas a nuestro favor. Ni todo ha sido tan maravilloso como nos contamos, ni tampoco hemos ido penando por las esquinas en esa suma de trescientos sesenta y cinco días que hemos convertido en una especie de corolario o de salto de página de nuestra propia existencia.

Si en la radio hubiera tenido tiempo de pensar, me habría decantado por el verbo amar. No creo que haya más sentido de la vida que querer y que te quieran. Todo lo demás no son más que rellenos con los que justificar las ausencias de cariño. No valen de nada los goles, los millones en el banco, los éxitos electorales o los coches de lujo que saques a pasear por la ciudad. Una señora comentaba el otro día en la guagua que ella sólo le pedía a la vida amor, salud y voluntad. Casi me levanto para aplaudir, pero como están las cosas preferí sacar la libreta y anotar la frase cuidadosamente para que no cayera en el olvido. La señora no tenía pinta de haber pasado por la universidad ni de haber leído libros, pero desde su filosofía vital estaba dando con las claves de nuestra existencia. Hay que pedir amor y salud, y luego voluntad para seguir amando y apostando por los sueños que uno quiera alcanzar en esta vida. Da lo mismo que sean sueños imposibles o que tengamos escasas posibilidades de concretarlos. La utopía ha de ser un motor, nunca una meta, y ya sabemos por Ulises que lo importante es siempre navegar, no llegar a Ítaca ni a ningún puerto en el que aburguesarnos mansamente mirando la televisión o perdiendo los días lastimosamente. Ahora acabamos un año y empezamos otro con todas las ilusiones renovadas. Realmente deberíamos empezar así cada mañana, y no esperar a que nos diga el calendario cuando nos toca ser felices y soñadores. Para evitar esos despistes, yo siempre guardo en la memoria algunos versos con los que vencer a la indolencia y al miedo que a veces nos atenaza. Una de esos poemas es Regreso a Cracovia en 1880, escrito por el polaco Milosz. Acaba así: “¿Ganar? ¿perder?¿para qué? Si el mundo de todos modos nos va a olvidar.” Creo que si escribiera algo más sobraría. Muchas felicidades.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

"¡AH, ESTA MAÑANA QUE ME DESPIERTA A LA ESTUPIDEZ DEL MUNDO Y A SU TERNURA!!!"

"Nadie sabrá de la herida que llevo porque a todos daré mi sonrisa más sana"

(Rafael Arozraena. Del poema "El poeta herido en la guerra del amor")

josé luis dijo...

Grandes verdades dijo la señora de la guagua, que tú nos transmites con tu lenguaje y estilo. Muchas Felicidades.

Ilu dijo...

Creo que podría ser mi madre la señora de la guagua, la admiro.
Te descubrí hace poquito y me gusta como escribes. Muchas gracias por compartir tus reflexiones.
Un abrazo

Editor dijo...

Grande, como siempre, Arozarena. Casi todos lo relacionan con la narrativa, pero su poesía, más desconocida, lo acerca mucho más a la genialidad
*
Muchas gracias, José Luis. Generalmente las voces de la calle nos regalan los mejores argumentos.
*
Seguro que pudo ser tu madre. Muchas gracias Ilu.

Meiga dijo...

Como tú llevo siempre conmigo una libreta Moleskine para anotar esas frases sabias que no salen en los periódicos. Y como tú también me enfurezco cuando compruebo que muchos esperan a ser felices en un momento concreto del año ¿Sabes qué? que te deseo una Feliz vida, Santiago. El calendario márcalo tú :)

Abrazos desde mi Luna.

PD: la señora de la "guagua" se olvidó de algo importante: PAZ.

Editor dijo...

También mi libreta es una Moleskine. Ando con siempre con dos Moleskines negras, una pequeña para el bolsillo y otra un poco mayor para el bolso de mano o para tenerla a mano por la casa. Y también, claro, suscribo lo de la Paz. Muchas felicidades, Karmen. Un fuerte abrazo.

Treinta Abriles dijo...

Todos los días debían ser Navidad, o fin de año, o... pero como no lo son, es nesario obligarnos a recordar.

¡Feliz salida! ¡Feliz entrada!

Editor dijo...

Muchas felicidades también para ustedes, Bea. Un fuerte abrazo