11 de octubre de 2010

La virtualidad

Nada en la vida es del todo malo ni del todo bueno. Todo es siempre relativo. Incluso nosotros somos relativos, tanto con nosotros mismos como con los demás. No nos ve igual todo el mundo. Lo puedes llamar química, feeling o energía, pero hay gente con la que congenias a la primera y otra gente que ni tragas ni te tragan aunque convivas a diario. Una amiga dice que eso es por reencarnaciones previas en las que quedaron cuentas pendientes. Hombre, esa teoría puede explicar las cosas, pero ni hay evidencias de que uno haya vivido antes en otro lugar y en otro tiempo, ni tampoco sería justo que siendo otro tengamos que cargar con las rémoras de un pasado que no nos suena de nada. Otras veces mi amiga tira del zodíaco. Como yo soy un Aries con ascendente Libra me dice con quienes me tengo que llevar de maravilla atendiendo a mi carta astral, aunque la cosa se complica cuando yo le planteo que me parece bien que ella diga que los Aries nos llevamos bien con los Libras, pero qué pasaría si a ese Libra yo le hubiera hecho la vida imposible en alguna de esas existencias pasadas que ella defiende. Mi amiga se queda entonces pensando y me saca el karma, alguna teoría zen o tira directamente de los agujeros negros en el universo. Yo, que hace años que no quiero polemizar con nadie, me quedo mirando al mar y en un rato ya me olvido de reencarnaciones y de horóscopos. A estas alturas sólo creo en el Atlántico.

Pero peor que esa amiga es un conocido que está obsesionado con su blog. Cuando lo abrió todos le animamos. Escribe de maravilla y tiene un gran sentido del humor, pero nos olvidamos que también fue siempre un obsesivo de cuidado. Estamos en octubre de 2010 y él ya está escribiendo entradas que se publicarán en el blog en octubre de 2014. Lo actualiza cada semana. Al principio, cuando nos dijo que iba a tener temas en reserva y cosas programadas para cuando no supiera de qué escribir, nos pareció una buena idea, pero no pensamos que su afán previsor pudiera llegar tan lejos. Al paso que va, terminará escribiendo entradas que se publicarán cuando él ya esté criando malvas. Eso fue lo que le dijo el otro día la amiga esotérica de los horóscopos cuando coincidimos en una cena. Le comentó que hay que vivir y que escribir al día si no queremos instalarnos en una entelequia peligrosa que nos convierta sólo en futuribles que nunca llegan a disfrutar de su existencia. Creo que en este caso la amiga tenía razón. Este conocido se podría morir en cualquier momento y su blog seguiría viviendo por él sacando textos de la nada. Nos dio mucho yuyu pensar en esa posibilidad, pero ni con esas ha dejado atrás su obsesión. Al paso que va, en un par de años se pondrá en el 2100. A saber lo que dejará escrito de mí para entonces. Nunca tuve buena química con él.

1 comentario:

Francesc Cornadó dijo...

Con esta vida y con lo que nos cae encima, solo faltaría que hubieran otras. Coincido contigo a estas alturas yo también miro al mar con sus aguas cambiantes y evidentes (en mi caso el Mediterráneo) ¿Cómo podemos creer en otras cosas?
¿Cómo podemos creer en esoterismos o dejarnos llevar por obsesiones?

Salud



Francesc Cornadó