21 de diciembre de 2010

El oficinista



Una vida gris. Una oficina. Un escenario casi apocalíptico. Desamores. Violencia. Desencuentros. Ironía. Enamoramientos. Monotonías. Desasosiego. Podría seguir escribiendo muchas frases cortas para contar lo que he encontrado en la novela El Oficinista del argentino Guillermo Saccomanno. La narración te engancha desde el primer párrafo y no deja de seducirte hasta que, pasando páginas con voracidad, llegas al final del libro como quien llega a un oasis inesperado. El lenguaje y el argumento se entremezclan prodigiosamente para que nazca de la nada una obra maestra literaria. No había leído nada anterior de este autor, pero a partir de ahora me detendré en cualquier anaquel o en cualquier mesa de novedades en que aparezca su nombre.
El personaje es un trasunto exagerado de muchos individuos que viven cumpliendo un horario y dejándose envejecer entre rutinas y fiestas de guardar que se van repitiendo cíclicamente cada año. Y como todo personaje o persona de carne y hueso se vuelve otro cuando en su camino se cruza un sueño o se aparece el supuesto amor de su vida. También se presenta una ciudad que, al paso que vamos, no distaría mucho de las urbes cada vez más violentas y más anárquicas que estamos habitando. Saccomanno lleva todo al extremo para luego presentar personajes, calles y situaciones que podríamos terminar protagonizando cualquiera de nosotros. También nosotros somos ficción, sobre todo cuando leemos y nos sumergimos en la emoción de una historia que nos saca durante un rato del día a día más o menos esperado que vivimos. El oficinista es una novela prodigiosa que ha venido para quedarse en este mundo cada día más voraz de los libros y sus circunstancias editoriales.

El oficinista
Guillermo Saccomanno
Seix Barral. Premio Biblioteca Breve 2010. 201 páginas. 18 euros

No hay comentarios: