22 de noviembre de 2011

Migajas


Me rodean las palomas que cada mañana se acercan al mendigo que suele ocupar este banco. No tengo nada que darles. En los bolsillos solo encuentro monedas, tarjetas de crédito, un par de pañuelos de papel, un juego de llaves y un teléfono móvil. No llevo migajas para compartir. Para las palomas ese mendigo mañanero que luego desaparece el resto del día vale muchísimo más que yo porque siempre trae panes duros que va desmigajando cuidadosamente delante de ellas. Deduzco entonces que todo lo que llevo encima es realmente innecesario. O que no vale nada para quienes ya han aprendido a volar.


2 comentarios:

María Brito dijo...

Seguro que desde tu teléfono móvil repartes migajas a un montón de aves que se nutren de ellas para volar.

Germán Hernández dijo...

Bellísimo! Sapiencial!