1 de febrero de 2012

Neutrinos

Nunca amanece de repente. Tampoco dura eternamente la noche. Nosotros vamos sumando cumpleaños, achaques, sueños y pequeños pasos diarios que nos mueven por el mundo. Durmiendo somos noche. También despiertos, cuando andamos a ciegas por las calles, no somos más que unas sombras oscuras que no se reconocen. Cuesta muchos años descubrir la sencillez de lo que te rodea, o lo fácil que sería todo si no nos empeñáramos en complicarnos la existencia a todas horas. Vendrán noches, y días lluviosos, y tormentas casi apocalípticas; pero siempre regresarán los días azules a encender nuestras miradas. Nunca suceden esos milagros de repente. Lo descubrimos cuando dejamos atrás la soberbia y nos reconocemos como una parte más de la naturaleza que nos va cambiando diariamente como cambia cada neutrino y cada ser vivo que comparte nuestro espacio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan estos pequeños relatos, sencillos y poéticos.En realidad es lo que más me gusta, que sean así,entrañables y fáciles de leer, pero que tengan alimento para la mente y el espíritu.Ese tipo de relatos que cuando terminas,vuelves inmediatamente a releer.