13 de junio de 2012

Aeropuertos


Casi siempre es descorazonadora la partida,
esos adioses sin besos en los aeropuertos,
o sin nadie que te espere en ningún destino.
Ya ni siquiera te llaman por megafonía
para avisarte de tus vuelos pendientes.
Te recuerdan que tampoco son responsables
de tus extravíos o de tus pertenencias.
Lo repiten una y otra vez por los altavoces.
Solo te queda tu equipaje de mano
y un cielo inmenso que sobrevolar.
Lo único que quieres es embarcar cuanto antes.
No mires nunca atrás cuando te vayas.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Bello.