De la alegría se escribe poco. Nos confundieron pensando que solo se cantaba lo que se perdía. Ya va siendo hora de cambiar las tornas y de que las palabras también compartan los buenos momentos de la vida. Escribiendo o leyendo la palabra felicidad los días se vislumbran con más optimismo. En medio de los titulares tenebrosos y de las penas inevitables, hay que dejar que también broten las flores de vez en cuando.
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