17 de diciembre de 2012

Paquebotes

Aprendí la palabra paquebote en los poemas de Pessoa,
y luego la encontré con Marguerite Duras en las aguas de Saigón,
creía que eran como las chalanas de mi infancia costera,
o como los pequeños barcos que arribaban a mi isla.
Hasta que no llegué a Lisboa no supe lo que era un paquebote.
Solo pueden navegar entre las saudades de las aguas y los muelles,
y para eso hacen falta reflejos de ciudades con perfiles melancólicos.
Lisboa es un paquebote cruzando el Tajo a última hora de la tarde,
unos versos de Pessoa que quedan en la estela de las aguas,
el fado que nunca llega a ser triste calando en el fondo de tu alma.
Los paquebotes me enseñaron a navegar lentamente en medio de la nada.

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