Senderos

Los libros que amamos nunca regresan al papel.
Serán siempre otras las palabras, y otros los gestos,
y las miradas de los personajes, y las ciudades contadas.
Las nuestras serán eternamente para cada uno de nosotros.
Y algún día repetiremos, sin saberlo, un diálogo,
una cita textual, un reencuentro con una calle que leímos,
y hasta reviviremos algún recuerdo que nunca fue nuestro.
Seremos Emma Bovary, o Ana Karenina, o Julien Sorel,
o cada uno de los versos que nos hicieron poetas.
Lo que queda en los libros no es más que el sendero,
el resto polvoriento que deja el olvido en los papeles,
las letras con las que otros reconstruirán nuevos sueños.