29 de enero de 2013

As time goes by


De entre todos los cafés que había en el mundo
tuviste que ir a parar precisamente a aquél
donde él dejaba pasar el tiempo bebiendo, fumando,
para que solo fueras un espejismo del alcohol,
una silueta difusa en el humo del pasado,
Ilsa, llegaste allí, le miraste,
y le volviste a romper otra vez el corazón.
No era un tipo duro,
los perdedores, como decía Pessoa de los poetas,
“ fingen que es dolor, el dolor que en verdad sienten”,
y lo disfrazan con una media sonrisa,
o lo esconden debajo de un sombrero ladeado,
pero en el fondo saben, Ilsa, tú también lo sabes,
que están heridos de por vida
y que no les quedan Casablancas
ni mares en el Sur donde ponerse a salvo.


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