23 de enero de 2013

Tesoros


No dejes que te roben ninguno de tus días felices,
guárdalos donde no llegue nunca el olvido.
De esos días dependerán tus futuros despertares,
el argumento con el que se escribirá cada uno de tus sueños.
En ellos también encontrarás cobijo cuando la lluvia
te sorprenda a la intemperie sin un cuerpo al que abrazarte.
Ni siquiera debes empeñarte en memorizar esas horas.
Solo basta con que las vivas con la misma intensidad
con la que vivirías cada uno de tus últimos segundos.

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