Hay personas que nos acompañan varios años,
o algunos días, o muchas horas, o toda una vida,
y hay otras que se quedan en tramos de mirada,
en efímeras presencias que pudieron ser eternas
y que dejamos pasar de largo en la calle,
subiendo una escalera mecánica,
o en un tren que circula en dirección contraria.
Cualquiera de esos ojos presurosos y fugaces
pudo haber alumbrado el gran amor que buscabas.
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