Trataba de buscar sus propios cantos,
las melodías que entonaba mar adentro
antes de que la mañana la devolviera a esta orilla.
Dormía entre cartones y la tomaban por loca.
Ella ponía sus poemas sobre las mesas
y soñaba que aleteaba detrás de cada palabra.
Sus versos acababan siempre en estelas luminosas.
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