24 de febrero de 2013

Peluquería


Los ves ir y venir apresurados,
tú miras el espejo que se asoma a la calle,
son solo reflejos, sombras que pasan,
el pavitonto engreído, el desgraciado solitario,
la señora con el carro de la compra,
el joven mirando el culo bamboleante que pasa a su lado,
el taxista que se come las uñas en el semáforo,
el que grita que lleva la suerte en sus manos,
los veo pasar a todos ajenos a su propio reflejo,
como eternas presencias cruzando siempre la misma calle.
Alguno se detiene un poco más en el azogue,
poco tiempo, aquí todo el mundo pasa de largo.
Yo también miro mis ojos en el mismo espejo,
y solo los cierro con cuidado, como aprendí de niño,
cuando me empiezan a cortar el pelo cerca de la frente.

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