Nunca dejes que la alegría se aleje mucho de la puerta de tu casa.
Si se pierde y se desorienta, o si acaba zozobrando en algún naufragio,
lánzale un madero a tiempo o enséñale a flotar en todas las corrientes.
Y si se hunde y terminas viendo cómo se la tragan las aguas,
espérala en la orilla a que se asome de nuevo entre las olas.
No olvides que el mar lo devuelve todo entre las revolturas de las algas
1 comentario:
La alegría vive en cada uno de nosotros, solo tienes que saber mantenerla viva.
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