23 de marzo de 2013

Algas


Nunca dejes que la alegría se aleje mucho de la puerta de tu casa.
Si se pierde y se desorienta, o si  acaba zozobrando en algún naufragio,
lánzale un madero a tiempo o enséñale a flotar en todas las corrientes.
Y si se hunde y terminas viendo cómo se la tragan las aguas,
espérala en la orilla a que se asome de nuevo entre las olas.
No olvides que el mar lo devuelve todo entre las revolturas de las algas

1 comentario:

Beatriz Sy dijo...

La alegría vive en cada uno de nosotros, solo tienes que saber mantenerla viva.