Hay grietas que también van dejando el tiempo al descubierto,
pequeñas rendijas por donde acaban asomando los recuerdos.
Tu memoria, a veces, te sorprende con lo que conservó intacto.
Duran apenas unos segundos esos reencuentros inesperados,
pero sabes que nunca debes cometer la torpeza de querer tocarlos.
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