18 de mayo de 2013

Herencias


También heredamos la alegría de los antepasados,
aquellas sonrisas que se parecerían a las nuestras,
las caricias de quienes se amaron presintiéndonos,
la llegada a puerto de quien sobrevivió al naufragio,
algarabías de pájaros de otros amaneceres ya lejanos,
voces que pronunciaban apellidos perdidos en el tiempo,
ciudades en las que ahora ni siquiera detenemos los pasos.

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