1 de noviembre de 2013

Cartas de amor

Los sobres se iban apilando en la mesa que había a la entrada de la casa. Cuando falleció encontraron cientos de cartas cerradas por los cajones y los roperos. Después de morir, alguien le seguía escribiendo como lo había hecho en los últimos cuarenta años. Yo tampoco me he atrevido a abrir ninguno de esos sobres perfumados que sigue recibiendo cada semana con sellos de un país lejano. Llegan sin remite. Supongo que él sí sabría quién enviaba todas esas cartas.

No hay comentarios: