14 de abril de 2014

El talento

Pasó y fingió que no me conocía. Yo sí la reconocí a ella. Iba con su hija. Realmente fue reconociendo a su hija como me di cuenta de que era ella. No le pregunté nada. La joven se conoce que ha heredado sus mismas inquietudes artísticas. Su familia tenía un apartamento en la playa de San Agustín. Mi padre no sabía quién era y empezó a darle explicaciones estúpidas a la joven. La madre fingió que observaba  la escultura que había creado esa tarde. Era una serpiente serpenteando en la propia arena. No nos miramos. La había amado mucho y creo que ella también me había amado. Sacó un billete de diez euros y lo colocó con mucho cuidado junto a la lengua de la serpiente. Le había puesto pequeñas piedras y algunas conchas por encima. Eso fue lo más que llamó la atención de su hija. Mi padre casi se arrastró delante de ella cuando vio el billete. Le decía que yo era su hijo y que tenía mucho talento.

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