9 de abril de 2010

Abismos

Mirando a las estrellas todavía es posible vislumbrar un poco de eternidad.

5 comentarios:

Belkys dijo...

¿Me permites decirte, poeta, que esta reflexión eriza la piel? Conocí, hace muchos años ya, a una chiquilla que regalaba una estrella a todo el que necesitara un poco de luz. Esa estrella era su propio refugio y el hogar de su duendecillo confesor. Ahora que es adulta, le sigue contando al duende sus secretos, pero siempre mirando disimuladamente arriba, no vaya alguien a pensar que es un poco rara.

josé luis dijo...

Hermosa sentencia.

Saludos.

Editor dijo...

Ahora mismo necesitamos creer en el poder de esas estrellas que regalaba tu amiga. Espero que no haya perdido esa buena costumbre.
*
Muchas gracias, José Luis.

Belkys dijo...

De ninguna manera. Es una criatura muy terca y generosa,afortunadamente, y a pesar de todo. Recuerdo un día aciago, miraba al suelo, incapaz de alzar la cabeza. Me extendió un trozo de papel amarillo con un verso, una interrogante:"¿Si las estrellas se encienden, quiere decir que a alguien les hace falta, quiere decir que son necesarias, quiere decir que es indispensable, que todas las noches, sobre cada techo, se encienda aunque más no sea una estrella?" Su respuesta y la del poeta coincidían: ¡Sí!, definitivamente.

Editor dijo...

Es necesario e imprescindible ese brillo cómplice que, pase lo que pase aquí abajo, tan lejos, tan pequeños, siempre brilla en un punto lejano (a veces de nuestra propia mirada).