20 de enero de 2013

La casa


Hay casas que abrazan a la soledad,
la acurrucan como a un niño temeroso
y la vuelven placentera y deseable.
Entonces tu sombra se siente arropada entre sus paredes,
y hasta reconoces las canciones que otros escucharon,
mucho antes que tú, cuando pasaron por ella.
A veces tardamos toda una vida en encontrar nuestra casa,
o vamos descubriendo habitaciones en distintas ciudades,
en calles con nombres diferentes o en lugares de paso.
Pero al final asumes que tú eres siempre tu propia casa,
y cuando lo haces ya no mendigas cobijo en ninguna parte.
Solo te dejas abrazar sin temor, sin prisas, plácidamente,
sin esperar a que alguien toque el timbre para rescatarte.


No hay comentarios: