una confusión azarosa de caras y de gestos conocidos
que al paso de los años termina olvidando los nombres,
las casas en las que viviste, los amores que te quisieron,
y también todas esas ciudades que te vieron pasar
rebuscando argumentos para seguir escribiéndote.
Las sombras de las letras confunden siempre los recuerdos.
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