12 de septiembre de 2012

Eternos

Sonreía a todo el que pasaba a su lado. Por eso sigue estando en la misma esquina cada mañana aunque hace ya seis meses que no sabemos nada de él. Vendía cupones de uno de los muchos sorteos diarios. Quien alegra un espacio lo deja habitado para siempre en la memoria de los otros.

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