3 de octubre de 2013

Oídos sordos

Sabía que todo lo que pensara hoy lo acabaría soñando dentro de muchos años. Lo aprendió tarde, cuando ya no tenía tiempo de cambiar el argumento de muchas de las pesadillas que ahora le despiertan sobresaltado en las madrugadas. No conoce el tiempo exacto; pero en su caso calcula que los pensamientos pasan a convertirse en sueños en unos diez años. Quiere vivir una vejez plácida cuando duerma. También está empeñado en que incluso muerto te llevas los sueños a otra parte. Por eso sonríe todo el rato y le importa una higa lo que los otros digan cuando no está delante.

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