Ocho de la mañana. Un hombre solo con cuatro cervezas a su lado fuma desesperadamente un cigarrillo. Bebe, fuma y casi no levanta la vista del suelo repleto de hojas secas y palominos. No es un hombre feliz.
Una mujer a las 13.41 de la tarde. Bebe tranquilamente una cerveza sin fumar. Observa a su alrededor desde la terraza. Todo es vida y luz. Sonríe. Es una mujer feliz y a ello ayuda, sin duda, el aperitico que saborea.
La hora del aperitivo siempre es más propicia para acomodar las alegrías porque el sol alumbra más intensamente. Aquel hombre seguro que se levantó, se fue a dar un baño a la playa y ahora está en una terraza delante del mar tomándose una caña con menos trascendencia. O igual sigue allí y no ha dejado de fumar y de beber. O a lo mejor estaba esperando a que abriera la iglesia para ir a misa. O acababa de salir de trabajar. O venía de amanecida. O sencillamente prefería las hojas caídas a las miradas de la gente. La verdad es que tampoco me fijé si la cerveza era sin alcohol. Un abrazo, Lunática.
4 de la madrugada una mujer entra en su casa y ahoga desesperadamente sus lagrimas en un pañuelo que le tapa la boca para que sus gemidos no sean escuchados. Le ha vuelto a decir que se valla que quiere estar sola. La había invitado a cenar, la mirada perdida de ella hacia evidente la distancia de su mente. no lo queria, no lo queia. no era feliz, no era feliz...
Quizá, Inma, como nos ha pasado a casi todos alguna vez, aún soñaba con que no acababa la fiesta, pero creo que cuando lo vi era entre semana, un triste y gris día laborable. Un abrazo.
6 comentarios:
Una mujer a las 13.41 de la tarde. Bebe tranquilamente una cerveza sin fumar. Observa a su alrededor desde la terraza. Todo es vida y luz. Sonríe. Es una mujer feliz y a ello ayuda, sin duda, el aperitico que saborea.
La hora del aperitivo siempre es más propicia para acomodar las alegrías porque el sol alumbra más intensamente. Aquel hombre seguro que se levantó, se fue a dar un baño a la playa y ahora está en una terraza delante del mar tomándose una caña con menos trascendencia. O igual sigue allí y no ha dejado de fumar y de beber. O a lo mejor estaba esperando a que abriera la iglesia para ir a misa. O acababa de salir de trabajar. O venía de amanecida. O sencillamente prefería las hojas caídas a las miradas de la gente. La verdad es que tampoco me fijé si la cerveza era sin alcohol. Un abrazo, Lunática.
4 de la madrugada una mujer entra en su casa y ahoga desesperadamente sus lagrimas en un pañuelo que le tapa la boca para que sus gemidos no sean escuchados.
Le ha vuelto a decir que se valla
que quiere estar sola.
La había invitado a cenar, la mirada perdida de ella hacia evidente la distancia de su mente.
no lo queria, no lo queia.
no era feliz, no era feliz...
Gracias, anónimo, por contribuir a este juego de contarnos. Un abrazo
¡Quizá ese hombre, simplemente apuraba la noche y se sentía libre...!
Quizá, Inma, como nos ha pasado a casi todos alguna vez, aún soñaba con que no acababa la fiesta, pero creo que cuando lo vi era entre semana, un triste y gris día laborable. Un abrazo.
Publicar un comentario